¡Oh tú, María, santa madre de las vírgenes, raíz de
hermoso crecimiento, rama de un noble trono. De ti se levantará la aurora, el astro precursor
de la luz, semejante a la luna más que ninguna estrella. Luz del día más brillante que el
esplendor del sol. Alba del sol del Oriente!

(El Evangelio Armenio de la Infancia)

 

Hermano mayor y junta de gobierno de mi siempre querida Fervorosa Hermandad de Culto y Procesión del Santísimo Cristo de la Crucifixión y María Santísima del Mayor Dolor en Su Soledad, Señor Cura Párroco y director espiritual, hermanos mayores de otras cofradías aquí presentes, cofrades, hermanos todos.

Queda un mes. Un sueño de Cuatro Lunas tras el cual nos iremos a la cama pensando que al día siguiente todo volverá a empezar, que el reloj de arena de las emociones vuelve a volcarse. Así será aunque a veces no nos lo parezca. Quizás, y hasta cierto punto es comprensible esta postura, muchos vivan en la idea de que nos han vuelto a robar la Pasión, que nos han arrebatado nuestros días grandes. Que nos han usurpado la esencia de ser cofrade. Es posible que muchos se pregunten que adónde nos llevan los días de esta Cuaresma tan áspera que parece que vaya a durar más de 40 días, que cuándo terminará esta travesía por este desierto que parece no tener fin. Se preguntarán que cuál es el aliento que nos puede empujar ante un almanaque que liquida los días a
dentelladas. Y es tan extendida la sensación de vacío en el imaginario cofrade que seguro muchos incluso se plantean que por qué y para qué se presenta este cartel. Que qué sentido tiene. Nos cuenta el Evangelio según San Mateo que en aquellos días Jesús decía a los discípulos: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.» ¿No lo estamos hoy aquí? ¿No lo estaremos cuando en pocas semanas vivamos junto a nuestros hermanos que nuestra fe está presente en la cruz? ¿No estaremos reunidos en su nombre el Lunes Santo? Porque el Lunes Santo llegará. Pero que no quede esta frase como un mantra de autoayuda con vistas a un día que aguarda en el limbo y al que no podemos poner fecha.

Quedémonos con esta frase cómo una realidad, porque verdaderamente llegará. En apenas 30 días. El 29 de marzo será Lunes Santo. Seguirá siendo un día de almorzar rápido y mal o directamente no almorzar porque la hora apremia y hay que  estar temprano en la cofradía. Seguro que de camino a esta parroquia para encontraros con las imágenes os parecerá sentir el tacto de la túnica, el vuelo de la capa y cómo se clava el capirote en la frente; seguro creeréis escuchar las órdenes de los mayordomos a los nazarenos, los toques de campana a los portadores acompañados de las voces de los capataces, todo esto mientras os resuena en el interior la marcha con la que soñáis el momento perfecto: Cruz de Carrión para afrontar la calle Larios, Jerusalén para la rampa de la Catedral, o La Madrugá por Mariblanca con sus silencios. En mi caso que nunca he vestido el negro y el morado, aunque creo que todo se andará, también es un día de mirar el reloj para llegar a tiempo. En circunstancias normales, estaría aprovechando los primeros momentos de la tarde en semi- libertad antes de empezar la retrasmisión en directo o de tener que encerrarme en la redacción a contar la jornada.

Este año, mientras suba yo pensaré que voy al encuentro, como siempre, de la cruz guía rompiendo el ‘sol y sombra’ de las primeras calles, pensaré en el Sol sobre el Cristo mientras el resplandor dibuja su mano bendiciéndonos, pensaré en la mecida del palio bajando los Negros diciéndole ‘hasta luego’ a su barrio. Volverá a ser Lunes Santo y los Lunes Santo son días de subir hasta aquí, bien con la luz del día o ya con la noche caída. . ¿O es que no Lunes Santo llegar a la iglesia para sentirse como en casa? ¿No es lunes Santo mirar al Señor con sus ojos color de misericordia y saber que nada malo puede ocurrirte a su lado? ¿No es Lunes Santo rezar ante el sagrario y que Dios vivo se convierta en pande salvación? ¿No es Lunes Santo contemplar a nuestra madre y sentir que Ella tiene las respuestas a todas nuestras preguntas? ¿No es Lunes Santo reencontrarte con los tuyos para seguir celebrando la vida?

Muchos son los momentos que a partir de hoy tendrán lugar como preámbulo del gran día que hoy se anuncia aquí. La semana que viene, por ejemplo, el Pregón de la Juventud, un acto que existe no sólo para que los más jóvenes expresen sus inquietudes sino también para que los que les vamos precediendo tomemos conciencia del mal o buen ejemplo que les podemos estar dando. Le
seguirá el Via Crucis, el rezo A tus pies, la vigilia de la Soledad o la meditación sobre la figura de San Dimas, el buen ladrón crucificado junto a Jesús en el Gólgota y que tan vinculado está a esta casa. No nos podemos olvidar del quinario: cinco días como las cinco llagas de Cristo para reflexionar sobre los aspectos que laceran nuestra vida y nuestra fe. Todo dispuesto en pequeños escalones que nos irán llevando, como si fuera un camino al Calvario, hasta Jesús y su madre.

El año pasado durante la programación especial a través de las redes sociales que organizó la cofradía, en su intervención, el hermano mayor decía que ante esta situación la cofradía tenía plantearse cómo “ayudar a los hermanos y como ayudar a la sociedad en lo que a nosotros nos corresponda” y que aunque fuera duro no salir a la calle “había que adaptarse y asimilarlo”. Y
en ese estamos, asimilándolo, pero no por eso habéis parado. Con el dolor de la espera porque esperar a veces duele mucho, la cofradía se remangó para seguir trabajando por los titulares y por la caridad y así allanar el camino hasta poder ver de nuevo al Santísimo Cristo de la Crucifixión y a María Santísima del  Mayor Dolor en su Soledad por nuestras calles. Pero mientras tanto, mientras
llegaba de nuevo ese momento, no se podía perder el norte de lo que debe ser una cofradía. Había que dejar claro, y se dejó, que la cofradía no es sólo la procesión, que la cofradía no consiste sólo en unas horas concretas, de un solo día en concreto, al año.

Había que dejar claro que la cofradía no es la vanidad de ostentar un cargo para no ejercerlo. Había que poner de manifiesto, y así se puso, que la cofradía son los Sagrados titulares, los hermanos y todo aquel que de alguna manera la siente. Y por supuesto, había que dejar claro que la cofradía siempre será de todo aquel que necesite ayuda. Ahora que tanto se habla de puertas giratorias que se regulan y se aseguran en beneficio propio, la cofradía quiso demostrar que aquí hay puertas, pero puertas abiertas a disposición de aquellos a las que se les cerraron todas las demás. Puertas
abiertas para salir del laberinto de la dificultad.

Se demostró, que las cofradías deben girar siempre en torno al amor. El amor a Dios, el amor a nuestros Titulares por representar lo que representan. Decía el Papa Francisco en una ocasión que “el fuego del amor de Dios consume las cenizas de nuestro pecado y que el abrazo del Padre nos renueva por dentro, limpia nuestro corazón”. Se demostró que la cofradía debe girar también en
torno al amor por la tradición, de las cual todos somos herederos y a la vez estamos en la obligación moral y religiosa de transmitirla, sin complejos además. Por supuesto se demostró que la cofradía siempre debe girar en torno al amor al otro. Y precisamente porque hay tantos Lunes Santo como formas hay de amar, estamos hoy aquí: por el amor del Señor y su madre a nosotros,
por nuestro amor a ellos. Por eso nos reuniremos en su nombre cuando llegue el día. Por eso este acto y por eso este cartel.

(Pido al hermano mayor, José Núñez, y a Curro Claros, autor del cartel, que suban por favor para descubrir la obra)

Ave María Dolorida. Madre llena de Dolor. Hablábamos antes de que el amor tiene que ser el eje. El centro de todo. Aquí lo tenemos ante nuestros ojos. Y en esta ocasión, el pintor nos muestra el amor más grande que existe: el que siente una madre por su hijo, un hijo que a su vez murió por amor a todos los demás. Y si del amor a la Virgen se habla, este artista tiene mucho que decir.

Francisco de Asís Claros López, ‘Curro Claros’ nació en Málaga en el año 1984. Después de estudiar primaria y secundaria en Maristas, cursó estudios en la Escuela de Arte de San Telmo. Dentro de su DNI malagueño, es un artista profundamente vinculado al barrio de la Victoria, donde reside, donde siempre ha residido y donde ya residía su familia. Allí mismo, decidió establecer su
estudio: un espacio, ordenado hasta la obsesión y donde se respira arte y creatividad y en donde en las horas clave dos campanarios dialogan entre ellos enmarcando su territorio de inspiración: por un lado el del santuario de la Victoria, por otro el de la parroquia de San Lázaro. Es esta última, pieza fundamental en su vida. Allí se bautizó y allí reciben culto los titulares de la
cofradía del Rocío, a la cual está unido desde su nacimiento. Además es vestidor de ambas imágenes y también asesor artístico de la cofradía, misma responsabilidad que ostenta en la Real Hermandad del Rocío de Málaga, filial de Almonte, y en la Hermandad de la Quinta Angustia de Córdoba, de la que es también el diseñador oficial tras un acuerdo firmado recientemente.

Siguiendo con la rama de vestidor, es el encargado de vestir a la Virgen del Rosario, patrona de mi barrio de El Palo y como no, a María Santísima del Mayor Dolor en su Soledad. En su faceta como diseñador destacan numerosos enseres para diversas hermandades tanto de Málaga como de fuera de ella. Ejemplo de esto, pueden ser las muchas piezas ideadas para la propia hermandad del Rocío, incluyendo todo el ajuar destinado a la coronación canónica de la Novia de Málaga. Un ajuar de coronación que también, por completo, diseñó para la Virgen de la Soledad de la Congregación de Mena. Destacan también las dalmáticas de la Archicofradía de la Expiración, de la cual es hermano predilecto y de la que fue vestidor de la Virgen de los Dolores durante 10 años.

En la actualidad varios diseños de tronos nacidos de su creación están proceso de ejecución como son, por ejemplo, el de Dolores y Esperanza de la cofradía de Humildad y Paciencia o el de María Stma. de la O, de la Hermandad de los Gitanos. Por último, esta misma semana conocíamos también el espectacular diseño de la que será la futura cruz guía de la hermandad de Santa Cruz. Aprovechando que está aquí presente su hermano mayor, desear que sea pronto una realidad.

El ámbito cartelista quizás sea el de menor producción para Curro pero no por eso menos importante. De sus pinceles han salido, entre otros, el cartel del Viernes de Dolores y del Miércoles Santo de la Expiración, el Paño de la Santa Mujer Verónica de Salutación o el Cartel del Via Crucis del Nazareno de la Sangre de Antequera. Fuera del espectro cofrade destaca por supuesto la autoría del Cartel del Carnaval de Málaga. Y después de todo este recorrido, llegamos de nuevo aquí, a esta ventana al sentido más profundo de lo que viviremos en breve.

De sus manos como vestidor salió este arreglo que ahí vemos, que es el mismo con el que se nos presentó a la Señora la pasada Semana Santa. Recuerdo que cuando fui al estudio de Curro a ver el cartel, incluso antes que el HM, (pero con su permiso), recordé perfectamente cuándo la había visto así vestida. Es que no lo dudé. Tenía esa estampa clavada en mi retina. Por un momento, sentí como si me hubiera desplazado en el tiempo. No me vi delante de la obra. No me vi delante de la Virgen como ahora la vemos plasmada mediante una técnica de tintas planas, no era el cartel lo que yo estaba viendo, me vi delante de la pantalla del ordenador siguiendo la misa por streaming, cuando la veíamos a los pies del Señor vistiendo luto por todos aquellos a los que teníamos que despedir de forma tan fría y trágica. Inmediatamente vino a mi memoria una frase que desde el momento que la oí la guardé como respuesta perfecta ante los momentos de duda. Es una frase que durante aquellos días el director espiritual compartía en una de sus homilías.

Decía que en ese momento de la pandemia, cuando alguien le preguntaba que dónde estaba Dios ante el sufrimiento él les decía: “En el sufrimiento”. Entonces volví al mundo real. Del recuerdo de unos días grises volvía al mundo del color, aunque la impronta sea en blanco y el negro. Si, era volver al color. Porque muy poquito a poco, parecía que todo se iba quedando un pelín atrás. Era volver al color negro de su manto que nos protege y que predomina en el cartel. Pero al igual que la luz siempre vence a la sombra, el blanco neutro de su tocado configura un contorno de luminosidad, de fuerza, de limpieza, de salud. Es el mismo blanco neutro elegido para la rotulación: CRUCIFIXIÓN- LUNES SANTO 2021. A pesar de todo. Aquí en este cartel, vemos que esas oraciones que elevamos hacia ella, hacia esas lágrimas que también caen por nosotros, van de nuestro corazón al suyo. Al igual que cuando Jesús era pequeño y Simeón le advertía de la vida en
el templo, María sigue guardando en su interior todo lo que ocurre y todo lo que nos ocurre. Y ese alrededor que nos hace sufrir y que la hace sufrir lo vemos también en el cartel.

Se suceden a modo de aureola funesta cartelas conlos símbolos pasionistas que nos revelan una presencia alegórica de la crucifixión de Cristo: el gallo, la columna, el paño de la Verónica, los clavos, la túnica despojada, la corona y la caña de la burla, los dados. Y en medio, el Calvario. Y bajo el Calvario, Ella. Ella atravesada por una pena de cruz, la imaginamos perenne junto al pie de la cruz porque la cruz siempre permanece. María queda retratada como ejemplo de fortaleza ante sus hijos y como la maestra mayor de la entereza ante la desdicha. En su soledad, abraza la corona.
Con las mismas manos que acunaron al Mesías en Belén, sujeta las espinas que también son suyas, espinas que ciñeron unas sienes donde al igual que en las de Ella también ancló el dolor. El dolor multiplicado por 7, representado por siete cardos de entre los que Ella sobresale como una azucena siempre pura, como la personificación del triunfo de la virtud sobre el pecado.

Ahora, sí. Ahora comienza la cuenta atrás. Es por eso, Madre, que para no aturullarnos ni tropezarnos en el ansia de avanzar apelamos a tu templanza; que para saber diferenciar entre lo fundamental de lo secundario, nos amparamos en tu sabiduría; que para mantener el rumbo de nuestra existencia, imploramos tu consejo. Oh, tú María, llama viva ante la oscuridad, ascua de luz en la penumbra, al igual que hacemos cada día te pedimos también hoy que siga siendo tu ejemplo nuestra brújula. Guíanos siempre hasta el encuentro con tu hijo, guíanos siempre hasta el amor.

Muchas gracias