Casa Hermandad

El proyecto de la Casa-hermandad de la cofradía de Crucifixión se gesta en el año 2005, cuando el entonces Hermano Mayor Francis González Lorente y parte de su Junta de Gobierno, tras los trámites iniciados por su predecesor Luis Miguel Vives Barbado, acude a nuestro estudio de la mano de nuestro común amigo Ramón Gómez, con el objetivo de hacernos partícipes de una idea ilusionante para la construcción de una nueva sede de la Cofradía, que desde un principio nos ‘enganchó’ y de la que ya no pudimos despegarnos hasta hoy, que se encuentra ya finalizada

El planteamiento inicial fue, desde un principio, el de depositar toda la confianza en nosotros para realizar una moderna Casa-Hermandad, que por razones urbanísticas y por convencimiento mutuo, debía proyectar la imagen de una cofradía joven y actual, a la vez que comprometida y funcional para el uso que se le quería dar.

Comenzaron pues los primeros estudios en un primer solar propuesto en la calle Diego de Siloé, pero en la misma acera donde se encuentra edificada la sede parroquial. El solar inicialmente propuesto es finalmente desestimado y acaba ubicándose en un vacío urbano existente en la misma zona, en situación más cercana a la parroquia, y con una clara intención de, a través del diseño de una edificación singular, armonizar el despropósito creado en el entorno, que se desarrolla sin control, con edificaciones de todo tipo de alturas y usos y todo ello en una zona limítrofe con el centro histórico.

Se propone entonces un edificio de cuatro plantas de altura, que pretende actuar de ‘puente’ entre las viviendas sociales de tres plantas de la calle Diego de Siloé y las elevadas fachadas de ocho y nueve plantas de la calle Hermosilla. Así mismo, con la nueva ubicación y gracias a la altura propuesta, se evita la exposición a la vista de las medianeras de la edificación situada en el fondo del solar, quedando éstas completamente ocultas y se proporciona una fachada a esta zona del centro desde el mirador que supone la Plaza de El Ejido.

En cuanto a la imagen propuesta para la Casa-Hermandad, la Gerencia de Urbanismo de Málaga, con buen criterio, impone el diseño de una edificación singular, con un lenguaje arquitectónico moderno, dado que si bien se trata de una zona céntrica de la ciudad, no es menos cierto que se halla enclavada en un barrio que ha sufrido una amplia transformación en los últimos años, con la edificación de un sinnúmero de viviendas sociales y de los edificios de la Universidad, que han dejado sin sentido posibles actuaciones arquitectónicas historicistas.

Además, la nueva Casa-Hermandad da fachada a uno de los pocos grandes vacíos urbanos que nos quedan en el centro, como es la explanada de El Ejido, que además por su elevada cota en altura, goza de una situación privilegiada para la contemplación de uno de los espacios más bellos de nuestra ciudad, como es el Monte de Gibralfaro. El edificio propuesto trata de responder a la necesidad de ser contemplado ‘calladamente’ desde este gran vacío urbano, desde el cual observar la falda del monte verde que dio origen a nuestra ciudad en época fenicia.

Es desde esta premisa, desde la que se diseña la fachada de la Casa Hermandad, de manera que en su  concepción, se rompe pretendidamente con el plano vertical lleno de pequeñas ventanas que ha tenido históricamente la fachada, y se desmaterializa la  misma a través de grandes huecos abiertos en ella mediante retranqueos, que formalizan una fachada ‘en tres dimensiones’, con ausencia del hueco tradicional, y en la que se ha buscado la sobriedad por encima de cualquier otro recurso arquitectónico.

El ‘menos es más’”, tan aludido por la arquitectura moderna, encuentra en esta Cofradía el mejor de sus lemas, para expresar la sobriedad de sus Titulares y el profundo compromiso que esta Cofradía tiene contraído con el barrio. Por ello, incluso el elemento más representativo de la fachada, como es la Cruz que da nombre a la Cofradía, se convierte en un recurso constructivo necesario para el correcto encuentro entre los diferentes materiales que componen la misma y en elemento separador de los diferentes espacios creados en ella.

Los retranqueos realizados en fachada proporcionan al edificio unas áreas de transición entre el espacio público de la calle y los interiores de la Cofradía, conformando en planta baja y primera, un zaguán de entrada, necesario por la estrechez de la acera en la que se sitúa el edificio, y una balconada en planta segunda y tercera, que dotan al edificio de un magnífico ‘palco’ desde el que contemplar la salida y llegada procesional, a la vez que le confiere la representatividad que se le supone a toda sede cofrade.

Interiormente, y a petición de sus dos últimos hermanos mayores, Javier Alcaide Vives y José Antonio Martín Arrebola, se han proyectado los interiores procurando su continuidad espacial y visual y la iluminación natural selectiva de los mismos, siendo éstas, las constantes que recorren cada una de sus plantas y gracias a las que se consiguen generar espacios multifuncionales adecuados para todo tipo de actividades cofrades y culturales.

De esta manera encontramos que al Salón de Tronos con espacio a doble altura se asoma una galería en planta primera desde la que realizar el seguimiento de las actuaciones procesionales, e igualmente, en la entrada, se dispone de un espacio polivalente, conectado visualmente con otro ubicado en la planta primera. Asímismo, en la planta segunda, existe un nuevo espacio multifuncional representativo de la Cofradía, que se expande cenitalmente buscando la luz hacia la cubierta generando un nuevo espacio a doble altura. Para la planta tercera queda un área administrativa donde nuevamente la fluidez de los espacios es la premisa que ordena los diferentes espacios, tan solo diferenciados con el mobiliario. Por último, y completando el ascenso a través de una escalera singular que nuevamente se encuentra visualmente conectada a las dos últimas plantas, se accede a una terraza transitable desde la que se puede contemplar unas magníficas vistas de la Catedral y Gibralfaro. Finalmente y no por ello menos importante, es la existencia de un sótano en bruto para la futura realización de un columbario que estará a disposición de todos los hermanos.

Por el camino quedaron algunas ideas arquitectónicas por resultar demasiado costosas, ya que en todo momento las diferentes Juntas de Gobierno buscaron diseños arquitectónicos responsables con la realidad económica de la Cofradía y con el momento económico que vivía nuestro país, aunque manteniendo un firme compromiso por la realización de una Sede Cofrade moderna y que ha podido llevarse a cabo con un ratio por metro cuadrado que aún hoy en día resulta absolutamente asombroso (no llega a 450 euros/m2), sin duda gracias a la voluntad demostrada por la constructora Construcciones Motri y al ingenio y esfuerzo personal de unos pocos incondicionales a la causa cofrade.

Otros datos de interés

El solar se sitúa en la Calle Diego de Siloé, tiene una superficie de 330,72 m2 y se encuentra libre de edificaciones y vegetación. El edificio se sitúa medianero entre dos solares, también destinados a uso social y linda al fondo con un bloque de viviendas, de forma que: al Norte linda con la Calle Diego de Siloé; al Sur con bloque de pisos medianero; al Oeste con solar destinado a uso social, y al Este con solar destinado a uso social. El solar presenta una pendiente ascendente desde la calle hasta el fondo de la parcela.El suelo se encuentra destinado a uso de equipamiento social según el PGOU de Málaga y se encuentra en el área limítrofe dentro del PEPRI-Centro.

  • Julio Cardenete Pascual. ARQUITECTO
  • José Ramón Pérez Dorao. ARQUITECTO
  • Juan Ignacio Soriano Bueno. ARQUITECTO
  • Alfonso Braquehais Lumbreras. ARQUITECTO