Trono de la Santísima Virgen
En el año 1997, la Hermandad encargó al diseñador malagueño Antonio Rodríguez la realización de un proyecto completo de trono procesional para su Imagen mariana, viendo la luz en la Semana Santa del año 2001 su primera fase de ejecución, constituida por la carpintería y la labor de orfebrería de las barras depalio y la costura de las bambalinas, y la segunda fase, de orfebrería del cajillo y de la peana, estrenados durante los años 2008 y 2009, y ejecutados por el Taller de Orovio de la Torre (Ciudad Real).
En base a las formas propuestas por Antonio Rodríguez, se observa una distribución muy característica en los cajillos de Dolorosas malagueñas, como es la de tratar la decoración en una serie de espacios donde podemos ver una capilla central flanqueada por sendos paños decorativos en los que se inscribe cartelas lobuladas, en el caso del frontal. Este diseño se ve modificado en los paños laterales al sustituir la capilla por un espacio retranqueado en el que se sitúa un pequeño arbotante. No obstante, no deja de ser una división típica en los tronos marianos andaluces, destacando de éste la incorporación de unos ángeles fitomórficos, colocados en los espacios salientes, situados a modo de antecuerpo en los laterales, y que tienen doble finalidad: por una parte, dividir los paneles decorativos, y por otra definir el eje de las barras de palio.
Completan el cajillo cuatro grandes volutas situadas en las esquinas desde donde partirán los cuatro arbotantes y donde se colocan en su centro la figura de ángeles guerreros. Igualmente está coronado por una crestería que marca los paneles decorativos, y dan altura al cajillo. Todo este corpus de formas se ve sustentado por una basamento en el que figura una moldura decorativa de motivos geométricos y vegetales.
Siguiendo las directrices de los postulados más típicos malacitanos se situarán cuatro arbotantes en las esquinas, caracterizados por un eje central de marcada verticalidad y a partir de éste una ramificación descendente hacia el cajillo, que tiende a cubrir el espacio superior de los paneles que siguen a las esquinas.
Respecto a las barras de palio, una sucesión de nudetes y cañones decorativos parten de una base ornamental y son coronados por unas macollas a modo de perinolas.
Los motivos ornamentales se resumen en dos grandes directrices. La minuciosidad de los elementos vegetales de hojas de acanto con roleos y zarcillos, así como las cartelas lobuladas nos evocan interpretaciones renacentistas. Frente a esto, el modo de tratar las esquinas se acerca más al barroco por la carnosidad y el movimiento de sus hojas. Por ello, la unión de renacimiento y barroco marcan toda la pauta del conjunto. Esta expresión de unificación estilística es mucho más patente en la capilla central, en la que la manera de distribuir los volúmenes, el empleo de ciertos elementos como los alerones o los remates de las capillas son más propios de un vocabulario barroco, todo ello recubierto con una fina ornamentación renacentista.
Toda esta decoración descrita se ve completada iconográficamente con una serie de escenas en torno a la vida de la Virgen María en las cartelas y en las capillas que recorren el trono, que se ven completadas con la Asunción que se refleja en la gloria del palio, realizada y donada por el pintor malagueño José Palma Santander, en el año 2002.
Otros elementos del trono son las ánforas, las cuales son el único diseño no realizado por Antonio Rodríguez, ya que fueron diseñadas por el antiguo hermano mayor Julián Corchado Martín, el que intrepretaba este enser a la manera de un jarrón sin asas donde se destaca un tramo central decorado con motivos geométricos y sobre todo con unas hojas de acanto de inspiración clásica, con el escudo de la Hermandad en el centro de la misma.